Sun is shinin

Volar, libre..

Mirinda


Pocas bellas y suicidas, martirizándose con cigarros y fiebre.
Dejando sangre en el velo que cubre lo magistralmente esbelto.
Mandada a hacer. Caserita.
Ahí está, me mira con ojos cleopatranos, no me deja ir.
La pizca de piel que me regala me basta por semanas, meses.
Me la refriego por el cuerpo, la chupo hasta quedarme dormido, con ella.

Bohemia, simple, absoluta


Relajo cara al cielo con estrellas para regalarte.

Nutro de sol el nido que aflora feliz de los ombúes sepia.

Juego con la vida que me muerde, haciendo brotar mi puta fiebre y sed sabor cal.

Tomás, cómplice, la mano al paisaje y saludas incrédula a la onírica realidad.

Es tan sádico el destino amor, que me deja escribirte, dibujarte, cantarte.

Y sucede, fluye, manos vendadas, dientes apretados, deseo.

Necesito lamerte los ojos, devorarte la piel, nadar.

Luego, siento la daga de tu mirada, cuelo entre nubes, vago por el filo del momento, el minuto único y pacífico, pleno, eterno.

Bebo un sorbo del caliente elixir, transcurro en medio de las nuevas sensaciones. Sin complicaciones mentales, simple traducción: Un beso orgásmico y puro.

Bohemia, simple, absoluta.

Increíbles sus raíces, apuestan al misterio jugueteando entre pulcritud y esencia, entre soles y sombras.

Enamora su andar errático, poéticamente confundido entre amor y regocijo, entre virtud y vino.

Su frágil manera de concebir la existencia, sus preciosas gigantes manos, el perfecto sentido, el que no existe, el real. –El único-.

Es abrazo a distancia, amor, sol, luz, calor, agonía, deseo, ira, sexo. –Es amor-.

Camino y su sombra andando, brilla, no emito sonido.

La sensación es de libertad, de desapego, de humildad, de admiración. –Es amor-.

Esta lejos pero es, poesía, llena de sol.



Danesha.-

Wake up










-Despertate.


-¿Para que?


El encuentro se dio donde las olas rompen con furia y sirvió para reconocer el aroma a luna con el que se bañaba la dulce noche.


No era otro día en el paraíso, era realidad onírica devenida a magia austera, se mezclaban los sabores y aún lo hacen.


Cuando llegó la hora de separarlos, la muñeca le funcionaba sola. Garabateó por hora y media un trozo de papel, acabando con una sonrisa deliciosa recordando su sabor.


Ella siempre huele bien, siempre bañada en miel, siempre esbelta rebosante de lujuria y llena de rico sexo.


-Es una diosa.


-Despertate.


-¿Para que?


Cerrar los ojos envuelto en su aroma, rodeado de sus murmullos de noche, bañado en el calor de su océano se había convertido en clímax, dejando la nada para el resto de los insignificantes mortales.


-Es cuando cierra los ojos, los aprieta en señal de placer, cuando sonríe con expresión de niña de siete años, cuando gime, cuando habla, cuando canta. Es ella.


-Despertate.


-¿Para que?


Tomó su mano y caminó calmo, plácido, por la orilla que los bañaba en sueño. Hoy.


-No existe tal cosa como el sueño. No existe la realidad. Existe hoy. Hoy.


-




Danesha.-



Y ahora...!


Ahí viene con las hojas que empuja desdichado el viento.

La cara mate arrugada a la mitad juega a violar el derecho civil de ignorarla.

Cuando se encuentran, regalan la danza, y el deglutir de lo externo, de lo ajeno para brindarse en una lección de lo nauseabundo que puede ser lo tangible, lo irreal.

Y ahora voy a saltar desnudo entre nubes para ignorarme, lección irrefutable de una de las mas sabias almas.

La oliva penetra en mi sien y su perfume me lleva al vacío, al comienzo, a la nada, al todo.

Cuando me toca bailar, llueve.

Y si me toca jugar damas, pongo doble cinco. -Aunque me encanta patear los tiros libres-

No me engaño por que no existe tal cosa.

Regocijo y virtud, vino y danzas...

Y ellas claro, que bañan de banalidad lo tangible, lo irreal.


Danesha.-

D u e l e



Un frágil soplido y un pequeño sonido.
Una mano pequeña, morena, joven se tiende en mi pecho.
Soy dueño del instante en que amablemente decido desaparecer.
Estoy encorvado, te busco arañando el suelo y sacudiendo los pelos molestos del amanecer.
El inmundo olor a mierda no deja respirar, los pies sumergidos en húmedo barro.
Salto que parece vuelo pero en realidad es suicidio.
Necesidad inminente de asesinar todo lo que me rodea.
Tiendo a sonreír y empapar mis labios en agua salada.
Sufro tu aroma que envuelve cada uno de los momentos en que decido matarte.
Lastiman tus promesas si al frente el muro no se rompe.
Estás en camino, te siento venir, no tengo la menor idea de quien eres, pero ahí, donde la niebla revolotea posa tu sombra.




Aiural.-